10. Difusión del Penguin

Comunidad náutica, en esta ocasión les compartimos el décimo fragmento del libro
“50 Aniversario del Club Veleros Barlovento”, «Escuela, regatas, acción…

Esperamos que lo disfruten.

Difusión del Penguin

Luego el club, cuya escuela estaba a cargo de Alberto Lassalle, a fines de los 60, se decide por la difusión del Penguin, una clase americana casi nueva en el país, considerada la clase ideal para la juventud, para timonel y tripulante. El YCO y el CUBA ya la estaban impulsando.

Carlitos Damonte (hijo) tenía uno de madera y el club decide hacer una “vaquita», con aportes de socios, para comprar 10 Penguin de fibra, más uno sin cargo para rifar entre asociados, que se habían comenzado a construir en el país con el asesoramiento y la promoción del otrora campeón de la clase 505 Alberto Enguix, hoy reconocido profesor de náutica. Se hace conscripción especial para socios cadetes.

Así, con el esfuerzo de diez socios, se da impulso a la clase. José Gallo dona el Chucho, nombre que en dialecto calabrés significa «burro de trabajo», con la sola condición de que no le cambien el nombre. Héctor Signorelli, Aldo Suarez, Abraham Benchetrit, Rodolfo Fayó y otros pusieron el dinero y se compraron diez Penguin, que quedaron a disposición de la escuela. Las instrucciones de navegación las dio el mismo Enguix. Eran barcos de difícil maniobra, pues no eran fáciles de adrizar en las tumbadas.

No había oficial de día, ni marineros ni lanchas, para acompañar a los chicos. Salían los socios con sus barcos, por lo cual estos tenían siempre golpes en sus bandas, ya que los chicos se acoderaban para pedir agua comida o cambiar tripulación. Allí estaban casi siempre Gallo, Benchetrit, Bokser, Damonte y tantos otros. La primera lancha de apoyo de regatas fue la Comandante Piedra Buena de chapa que dona la Marina por el 70. La Luisito llega en el 69, pero primero se la usó para desembarco en la bahía, sólo en el 72 la destinan para apoyo de la flota.

El club pasó a ser un verdadero semillero. Así llegan los chicos del barrio; los hijos de Rodolfo Fayó, Rodolfo y Eduardo, traen amigos a correr. Lasalle, Cayó y Signorelli en persona iban a buscar a los chicos vecinos del barrio. La escuela siempre estuvo abierta a la comunidad.

Guillermo Benchetrit era el Capitán de la flota. Corrían también Darío Ribecky, Juan Antonio Crespo y su hermano. H. Marquez, Hugo Beviglia y Guillermo Benchetrit ganaron muchas copas.

Se arrima luego Hernán Biasotti. Él navegaba en el Sudeste y vino a correr con su Penguin al club. Corría con Claudia Lassalle, que se formó en el CVB. Después Hernán se quedó como instructor de Penguin, Optimist y mayores.

También Adriana Sierchuk vino a correr en Penguin; luego correría en 470 con Norma Lassalle. Adriana y Norma corrieron el primer Campeonato Sudamericano de J24, que en el año 1982 organizó el club, campeonato que también corrió el esposo de Adriana, ‘Tati’ Lena del Rumor.

Ir a correr a Olivos o a Dársena desde el club, casi sin apoyo, costaba. A pesar de eso, con la clase Penguin el club fue a correr también a Quilmes, San Pedro, Mar del Plata, La Plata. Siempre, para las entregas de premios, habría tortas de Monse Ferrara o de la señora de R. Fayó. Si venían delegaciones de clubes de otras ciudades, los socios Lassalle, Signorelli, Bokser, Benchetrit, Vélez y otros prestaban sus barcos para que los chicos durmieran.

Nunca hubo problemas; si venían sus padres también, los invitaban a dormir en sus casas. Cuando se hicieron los nuevos vestuarios, para 1991, el arquitecto Carlos Ancarola planificó los dormitorios para cadetes, ya con la experiencia de la necesidad.

 

Surge el Optimist

En los 70 surge la clase Optimist. El padre de Santiago Lange y el de Martín Billoch trajeron el Optimist a la Argentina y así empezó la clase. Martín y Santi iban invitados por los clubes con sus barquitos para hacer demostraciones de las bondades de la clase.

El club hará construir Optimist en la carpintería de Cavado, conocido carpintero de ribera que no daba abasto para cumplir con todos los pedidos de los clubes, entusiasmados por difundir la clase. El club financiará nuevos Optimist, para los chicos que se fueron incorporando a la flota.

El primer Optimist de madera que compra el club, el West Wind, se usa por todos en la escuelita; solían correrlo Norma y Claudia Lassalle. Luego vendrán los que Alfredo Dannemann encarga para sus hijos Adrián y Gerardo. Llegan también los de los hermanos Bortsusky, el Delfín para Alejandro y el Piraña para Daniel. El Polilla será compartido por las hermanas Lassalle, Norma y Claudia. En esta oportunidad donan Optimist J. Gallo, H. Signorelli, A. Benchetrit, A. Suárez y M. Ruiz. Para 1972, más de cincuenta chicos concurren sábado y domingo a las clases teóricas y prácticas a cargo del consocio Hernán Biasotti.

Norma Lassalle representó al Barlovento en el segundo Sudamericano de Optimist, que se corrió en Río de Janeiro en el año 1973, para lo cual el club le da apoyo económico. Allí gana la serie reservada a timoneles femeninas ser la primera yachtwoman argentina ganadora de un título subcontinental. El club apoyará económicamente todos sus viajes.

En el Campeonato Argentino del 73, Norma Lassalle, del Barlo, queda entre los cinco primeros. Así resulta seleccionada para el Campeonato Mundial que se realizaría en Saint Moritz, Suiza, en 1974, campeonato famoso en el yachting argentino, ya que Martín Billoch se consagra campeón mundial de la clase. El equipo argentino fue integrado por Martín Billoch del YCA, Pérez Mendoza, Hugo Castro y Gonzalo Campero del CNSI y Norma Lassalle del CVB; quedaría octavo por equipos. Norma fue así la primera timonel femenina del yachting argentino de clases de orza en representar al país. Más tarde, Norma correría también en Cadet y 470.

 

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